domingo, 4 de mayo de 2014

Dedicado a todas las madres, a las que estuvieron y a las que están y estarán.

"Y en algún momento, siglos más tarde, se convirtieron en diosas. Son conocidas bajo distintos nombres, que siempre están asociados a la estrella que es la patrona del amor y la magia femenina o a algún aspecto de la luna. Sus estatuas se encuentran en todas las ciudades, claros del bosque, encrucijadas. Sonrientes, benefactoras, reinas por méritos propios. Artemisa y Diana y Venos y todas las demás mujeres son las mediadoras más poderosas entre nosotros y los cielos: las amamos, sabemos que nos aman. Pero los viajeros dirán que a la distancia de un trote de caballo o a unos pocos días a pie moran diosas crueles y vengativas.
¿Cuánto tiempo llevó que Astrea y Maira se convirtiesen en algo más que ellas mismas? No tenemos ni idea.
Pero una cosa es cierta: que en algún momento, hace mucho, hubo una joven mujer de carne y hueso llamada "Maira", a la que siguieron otras, que fueron las primeras madres de nuestra raza, que en sus úteros portaban criaturas que eran de las grietas y a su vez de los otros, obra de aquélla primera gente que, como se cree hoy, procedía del mar, y de la gente nueva que llevaba consigo la inquietud y la curiosidad"

                                        Doris Lessing Premio Nobel de Literatura 2007 "La Grieta".


                                                        
                                                                          Foto tomada por David Lazar, Brazil.