martes, 3 de julio de 2018

Hasta pronto, pequeños grandes maestros

No es nada fácil la profesión de acompañar.

Acompañar es mucho más que cuidar, es sostener, es escuchar, es no hablar, es esa mirada que contiene, un gesto de amor, una caricia que calma, la observación meditativa constante y presente, el estar en mi para poder estar en vosotros, es ponerse al lado cogidos de la mano y no enfrente o detrás, es haberte visto tu primero para poder haber visto al otro, es sentir la tibieza del cansancio y ejercer honestidad para poder darte el permiso de frenar cuando la energía ya no es la que era en un principio, soltar, soltarme, en un ejercicio de aceptación a lo que es, en un ejercicio de acompañamiento a nuestra alma.

Es momento de parar, de tomar un respiro, de cuidarse, nutrirse de otros compartires, otras personas, otros quehaceres, otras rutinas, otros aires, y quién sabe si esto será un "hasta pronto" o un "adiós", sólo la vida sabe lo que está por venir, o posiblemente, nosotros mismos somos los que mejor lo sabemos, demos espacio al tiempo.

 Sólo puedo sentir una admiración y agradecimiento profundo a todas esas personitas con las que he vivido una de las experiencias más maravillosas de mi existir; a Sira, Bruno, Makena, Enzo, Aymar, Sophia, Iker, Kai, Mara, Joel y Kenya, Gracias por haber acompañado a la niña que soy, en esta reciprocidad compartida.

Y recuerden el amor incondicional no es de los niños hacia los adultos, ellos ya nos aman incondicionalmente, sino de los adultos hacia los niños. De todos nosotros depende despertar, porque como decía Carl G. Jung, "Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia dentro Despierta".




"Aquéllo que todo el mundo anhela está presente eternamente
 brillando en el corazón de toda experiencia".
 Rupert Spira


















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